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Desarrollo de las cerdas primerizas: una perspectiva alemana

07 August 2023

Las primerizas deben manejarse adecuadamente para obtener la mejor productividad de la piara.

Por Chris Wright

porcicultura alemana

La perspectiva alemana sobre cómo manejar las cerdas primerizas no difiere mucho de otras perspectivas: las cerdas primerizas son como “princesas”. Si se manejan adecuadamente, pueden garantizar la productividad de la piara con respecto al rendimiento a lo largo de su vida, dijo Johannes Kauffold, de la Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad de Leipzig, Alemania, durante la Conferencia Leman 2022.

Por lo general, los lechones de bajo peso al nacer (menos de 1 kg) tienen menor rendimiento que aquellos de camadas más pesadas, señaló. Los lechones pequeños tienden a crecer más lentamente que los lechones más pesados, y no logran alcanzar el peso objetivo. Por ejemplo, al día 200 de vida, un lechón que nace con un peso de 1 kg pesará alrededor de 20 kg menos que uno que nace con un peso de 1.8 kg, agregó.

Las distintas medidas de selección de las primerizas las definen compañías genéticas o las establecen las granjas de manera individual en función de su experiencia, señaló Kauffold.

Por lo general, el peso corporal recomendado de la primeriza es de entre 135 y 160 kg. Un peso mayor al momento de la inseminación se considera un factor de riesgo para la retención en la piara de cría y predispone a la nulípara a tener problemas durante el parto, dijo.

Relación grasa-músculo

El grosor de la grasa dorsal también es una medida para determinar la elegibilidad de la primeriza para el reemplazo, dijo Kauffold. Las recomendaciones varían de forma considerable, entre 12 mm y 20 mm al momento de la cría, pero el rango frecuente se encuentra entre 12 mm a 14 mm. En términos del grosor de la grasa dorsal, es útil mantener una medida uniforme en el grupo de crías, agregó.

Los problemas relacionados con la edad de la pubertad casi siempre están asociados a primerizas no uniformemente “condicionadas” en la primera cubrición. Se aplica lo mismo a la musculatura, que se determina por el grosor del músculo dorsal largo (longissimus dorsi). El problema yace en la carencia de valores de referencias del músculo dorsal largo. No obstante, partiendo de observaciones en granjas, el grosor del músculo dorsal largo debe oscilar entre, al menos, los 5 cm y los 6 cm, explicó Kauffold.

Si bien no existen valores de referencia, los datos indican que la relación grasa-músculo (grasa relativa) puede influir en la consecución de la pubertad. Cuanta mayor cantidad de grasa exista, mejor será, dijo. Contar con estrategias de alimentación es beneficioso para este proceso. Una menor cantidad de proteína y más energía pueden ayudar a aumentar el peso corporal debido a la relación grasa-músculo, señaló Kauffold.

Manejo de primerizas

Pubertad precoz

Lograr la pubertad precoz es beneficioso para el rendimiento de la cerda a lo largo de su vida. Desde el punto de vista de la reproducción, se puede argumentar de manera no científica, que las primerizas de maduración precoz suelen ser más “receptivas o funcionales desde una perspectiva reproductiva” a lo largo de su vida reproductiva, él señaló.

Sin lugar a duda, el contacto con el verraco es la herramienta más eficaz para estimular la pubertad. El contacto directo es mejor que el contacto a través de una cerca. Sin embargo, existen algunos aspectos que deben considerarse, Kauffold dijo. Los verracos utilizados para la estimulación deben ser activos sexualmente.

En Norteamérica, la exposición continua es un procedimiento habitual, pero Kauffold recomendó que el contacto sea intermitente, lo que, según él, está respaldado por observaciones en granjas. Una explicación menos científica es que los verracos y las primerizas se aburren el uno del otro pasada una determinada cantidad de tiempo, dijo.

Preste atención a la salud

Kauffold señaló que el desarrollo exitoso de las cerdas primerizas depende de que tengan un buen estado de salud. Las enfermedades durante la cría producen efectos negativos, ya sean directos o indirectos, en la consecución de la pubertad, lo que resulta en un menor crecimiento diario debido al consumo reducido de alimento.

La expectativa es que las cerdas primerizas de reemplazo cumplan con los criterios de edad y peso. Si la edad y el peso son menores de lo esperado, es posible que algo haya salido mal durante la crianza y, posteriormente, resulten efectos negativos en el rendimiento de la cerda a lo largo de su vida, concluyó Kauffold.

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